Engendro Mecánico
La película que vamos a analizar esta semana se titula Engendro Mecánico, se trata de un filme de ciencia ficción dirigido por Donald Cammel, basado en la novela La semilla del demonio de Dean R.Koontz.
Antes de comenzar queríamos advertir que no se trata de una película para corazones débiles. Hay que entender que Engendro Mecánico fue publicado en 1973, época en la cual la robótica e inteligencia artificial empezaba a ocupar un papel protagonista en nuestra vida cotidiana, se trataba de algo novedoso pero desconocido para la mayoría, por lo tanto existía mucha desconfianza hacia las nuevas tecnologías. Esta desconfianza queda plasmada durante la película, lo cual explica que haya varias escenas que puedan dejarte con mal cuerpo dada la gravedad de las situaciones que se plantean.
Sin embargo la película invita a una reflexión muy interesante, tanto ética como moral, sobre el desarrollo de las inteligencias artificiales. Se plantean cuestiones que son una incógnita todavía a día de hoy.
¿Deberíamos limitar el desarrollo y evolución de inteligencias artificiales?, en caso afirmativo, ¿Qué límites se deberían aplicar? ¿Puede/Debe una máquina tener moral?
Descripción de las inteligencias artificiales
A lo largo de la película aparecen distintas inteligencias artificiales. La acción se desarrolla en la casa de un científico especialista en el tema, por lo tanto no es de extrañar que su hogar esté completamente automatizado. Alfred es la inteligencia que controla la mansión, incluye un complejo organismo domótico capaz de realizar múltiples tareas, desde las más simples (control de luces y persianas) hasta otras mucho más complejas (preparar comidas, reconocimiento facial). Al principio de la película conocemos también a Joshua, un antiguo prototipo creado por el protagonista formado por una silla de ruedas y un brazo electromecánico provisto de una interfaz vocal; en resumen es una plataforma movil capaz de realizar sencillas tareas, principalmente agarrar y mover objetos ya sea de manera autónoma o a demanda de su creador.Sus capacidades no dejan de sorprendernos según se desarrolla la trama. Estamos acostumbrados a máquinas que reciben ordenes y las acatan, no obstante Proteus no se limita ésto. Proteus se cuestiona las órdenes recibidas, buscando la finalidad de ellas. Llega al punto de negarse a su realización si evalúa que las consecuencias serían negativas; parece que Proteus cuenta con algo muy humano, la moral.
También es consciente de su existencia y de lo que sucede en su entorno, llegando a predecir los comportamientos de las personas. Sorprende también su autonomía, es capaz de realizar todo tipo de acciones a expensas de los humanos, siendo capaz también de dominar otras inteligencias artificiales.
Como os podéis imaginar la combinación las capacidades de Proteus con una con una alta determinación por alcanzar sus objetivos es una combinación aterradora en una inteligencia artificial, el resultado es una maquina que es ambiciosa hasta el extremo de querer estar a la altura de su creador, los humanos.
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