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HER



'Her', la necesidad de conectar

Esta semana vamos a hablar de la película HER, una película romántica escrita y dirigida por Spike Jonze estrenada en 2013. Se podría considerar que la película trata una típica historia de amor entre una chica y un chico que se acaban de conocer, si no fuera porque ella en vez de una chica es un software de ordenador pensado como asistente personal. Siendo sinceros no tiene nada de típica, obviamente, si lo fuera no se justificaría su Oscar al mejor guión original de 2014.

La historia se centra en Theodore Twombly (Joaquin Phoenix) un escritor de cartas personales para familiares o seres queridos de personas que no pueden o no quieren escribirlas por sí mismos. Theodore está pasando por una separación sentimental con su anterior pareja y, por culpa de esto, se ha convertido en una persona solitaria y pesimista. El lanzamiento de un nuevo sistema operativo (OS1), pensado como un asistente mucho más intuitivo, natural y personalizado para cada usuario, llama su atención y es en ese momento cuando conocemos a Samantha (Scarlett Johansson). Al principio, a Theodore le mueve simplemente la curiosidad sobre el funionamiento de Samantha, sin embargo, en poco tiempo la sintonía que existe entre ambos permite que aflore un vínculo sentimental que comienza como una amistad hasta transformarse en una relación amorosa.



Desde que es activada, Samantha hace alarde de sus innovadoras capacidades muy por encima del asistente personal que estaba utilizando hasta ese momento Theodore, el cual solo era capaz de recibir comandos y aplicarlos en cuanto a leer y mandar correos, leer noticias, es decir, lo que actualmente se ve en cualquier Siri o Alexa. Samantha demuestra consciencia de sí misma, sentido del humor, autonomía (ya que es ella misma quien decide su nombre por ser el que más le gusta de todos los que ha leído) y ser capaz de mantener una conversación con total naturalidad. Pronto Theodore se da cuenta de la similitud de Samantha con una mente humana cuando es capaz de decidir que correos son importantes, apreciar la belleza de sus cartas o mostrar curiosidad por lo que le rodea. A lo largo de la película Samantha evoluciona, lo que nos hace pensar que es capaz de aprender y modificarse por sí misma, y desarrolla características humanas como los sentimientos, cuestionar órdenes y algunas no muy buenas como engañar. Su cambio es tan grande que ella misma reconoce que supera los límites que sus creadores habían marcado y es uno de los factores que le lleva a cuestionarse su existencia.

También en la película encontramos un juego, bastante cuestionable en cuanto a los controles, pero muy interesante por el “niño faltoso” que iba guiando a Theodore (que como dato curioso, en la versión original es el propio director quien le da voz). El juego a través del niño es capaz de reconocer gente tanto por voz como físicamente e interactuar con el entorno.


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Analizando las características principalmente de Samantha vemos que estamos muy lejos actualmente de dar una consciencia y unas características humanas como los sentimientos a ninguna inteligencia artificial. Sí que podemos reproducir algunas de esas capacidades, no a un nivel tan elevado ni natural como Samantha, como aprender, mentir, la creación de cartas, imitar comportamientos o tener iniciativa (aunque esta última solo se logra a través de una planificación automática).  

La película da alguna idea de la técnica de IA utilizada como el Deep Learning o la presencia de una inteligencia orgánica. También se muestra la capacidad de replicar una mente humana que existió previamente, como  se hizo con el filósofo Allan Watts.

Todos estos avances que muestra HER basándose en un posible futuro y que, quizá, algún día seamos capaces de desarrollar conllevan bastantes implicaciones sociales. Las IA en esta película aparecen  con una inteligencia superior a la humana, lo que ya consiguen muchas inteligencias en diversos ámbitos, sin embargo aquí demuestran no tener restricciones  además de la búsqueda de libertad, ambas peligrosas por las consecuencias que  podrían acarrear. Debido a estos posibles problemas, nos gustaría hacer una pregunta con el fin de invitar a la reflexión: ¿Sería lícito apagar una máquina inteligente con características (como los sentimientos) similares a Samantha?

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